jueves, 13 de enero de 2011

No subas, no bajes

-No subas tan alto, te puedes caer, murmuró con su voz de niño travieso, pero seriamente preocupado.
-Las otras también murieron así, por descuidadas, por creer que tenían alas. Yo se los dije, pero vamos, estaba jugando... ellas lo tomaron muy en serio y se arrojaron al vacío.
-Estas mujeres ridículas, dijo ahora con su voz de adulto, pero seriamente divertido.
-Se creen que lo pueden todo, no sé quién les habrá contado semejante mentira y por que la habrían de creer.
-Perdón, no me había dado cuenta, pero... tú sólo eres una niña, así que...
Luego vio la sangre en el suelo, el pequeño cuerpecillo inherte. Estuvo mirando un rato y después soltó una risilla corta:
-Pobrecita, yo creía que ésta me iba a durar.

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