Quiero a tus ojos de noche, a tu piel de día, quiero jugar en tu ombligo con mi sonrisa sombría. A veces me parece que tu pelo baila una canción continua, pero tus dedos dicen que sólo se trata de una tregua conspicua. Te extrañaré esta noche como hierba dolorida, para que mañana me parezca que me das la bienvenida.