Abierta como el mar, como aquella concha que la niña dejó en la playa. Será que las estrellas juguetean dentro en busca de un reflejo solar. Tengo frío, la piel se me derrite poco a poco e intento caminar. Derecho decía el príncipe de cabellos dorados, el príncipe niño que soñaba soñar. Estoy a tu merced: bien podrías ahogarme o ayudarme a nadar.
martes, 18 de enero de 2011
jueves, 13 de enero de 2011
No subas, no bajes
-No subas tan alto, te puedes caer, murmuró con su voz de niño travieso, pero seriamente preocupado.
-Las otras también murieron así, por descuidadas, por creer que tenían alas. Yo se los dije, pero vamos, estaba jugando... ellas lo tomaron muy en serio y se arrojaron al vacío.
-Estas mujeres ridículas, dijo ahora con su voz de adulto, pero seriamente divertido.
-Se creen que lo pueden todo, no sé quién les habrá contado semejante mentira y por que la habrían de creer.
-Perdón, no me había dado cuenta, pero... tú sólo eres una niña, así que...
Luego vio la sangre en el suelo, el pequeño cuerpecillo inherte. Estuvo mirando un rato y después soltó una risilla corta:
-Pobrecita, yo creía que ésta me iba a durar.
domingo, 2 de enero de 2011
Luz presente
Para Omar, también.
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