sábado, 16 de enero de 2010

Bajo la lluvia de este día nublado hay restos de sueños que se coagularon en el aire y no pudieron marchar. Y me cobijo entre las ramas de la ceiba espesa con la esperanza de que sus espinas terminen el trabajo que tu boca acaba de empezar.

Cuando pienso en el mar no pienso en la inmensidad, pienso en aquello del mundo que me falta por recorrer, en lo cálido de sus aguas que algún día -en profundo sueño- me habrán de alojar.

El espacio es inútil, el tiempo me es ajeno, escapa de mis manos y no me deja pensar. Habré de guardarme luto algún tiempo, y después... después tomaré unos días para irme a pescar.

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