Cuando pienso en el mar no pienso en la inmensidad, pienso en aquello del mundo que me falta por recorrer, en lo cálido de sus aguas que algún día -en profundo sueño- me habrán de alojar.
El espacio es inútil, el tiempo me es ajeno, escapa de mis manos y no me deja pensar. Habré de guardarme luto algún tiempo, y después... después tomaré unos días para irme a pescar.
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